domingo, junio 03, 2007

el encuentro

toparse con algún conocido en un lugar público y cerrado, como un supermercado o un mall me resulta incómodo. cuando te das cuenta ya es demasiado tarde para hacerse el loco, así que saludas con asombro y preguntas: cómo has estado ?, en qué andai ? yo... bien, si bien. y después de un absurdo silencio, ya po... oye pero hablemos, si... obvio. y sigues tu camino medio desorientado pero aparentando un rumbo definido, pasando la incomodidad sin mirar atrás. pero esto no acaba ahí, porque el encuentro consta mínimo de dos partes. pasa un rato y te vuelves a topar, aunque sea de más lejos, con la mirada y te ríes como sin saber qué mas hacer, si decir algo más, alguna broma sobre los precios o lo lleno que está el local, algo. y este cruce se puede repetir infinitamente, porque no existe el punto en el que ya no es necesario reaccionar. la otra posibilidad es haberse reconocido y no saludarse, hacerse el tonto y después encontrarse en la fila y tener la conversación protocolar de principio a fin y seguir en la fila, ya no hay más que decir, pero sigues al lado de la persona, en un hermoso silencio y mirándose con cara de mmm... así po... hasta que por fin te toca pagar y te despides rogando que el encuentro no se repita de nuevo en el estacionamiento.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lo q acabas de relaatar es aquel encuentro en donde la otra personas por uno u otro motivo requiere de tecnicas diplomaticas...o sea un hola q tal y seria.
pero tambien existe el OTRO tipo de encuentro en donde te quedas hablando por un buen rato sobre lo q ha sido, lo que ha hecho, etc la otra persona durante todo el lapsus de tiempo en q no se han visto...frente a ese tipo de encuentros la diplomacia pasa a segundo plano y no queda mas alternativa que concretar una segunda junta para seguir esa especie de actualizacion programada de la que se necesita para que las relaciones sociales continuen con el rumbo complejo y cotidiano...